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Esta mañana arrancó en el Senado de Brasil el juicio político que podría por fuera de la presidencia de Brasil de manera definitiva, a Dilma Rousseff. El proceso se extenderá hasta el día 31 (también se habla del 30), cuando los senadores votarán a favor o en contra de la mandataria.
"Declaro abierto los trabajos", dijo el presidente de la Corte suprema de justicia, Ricardo Lewandowski, que encabeza el proceso. Los senadores se transforman en jueces y deben dejar de lado posiciones ideológicas, partidarias y personales, añadió.
La mala hora de Rousseff
La presidenta, separada del cargo desde mayo, es acusada de haber maquillado las cuentas fiscales y si es hallada culpable será obligada a dejar el cargo y perderá sus derechos políticos durante ocho años
De igual manera, desde que el impeachment salió de la Cámara Baja y llegó al Senado, la presidenta no ha tenido más que bajas en su batallón. El proceso fue admitido por 55 de los 81 senadores el 12 de mayo.
El 9 y 10 de agosto, durante la pronunciación del proceso, cuando el Senado tenía el poder de iniciar la recusación de Rousseff, 59 parlamentarios respaldaron la decisión de acusarla de delitos de responsabilidad. Según las cuentas de los aliados de Temer, Dilma deberá de ser condenada por 61 senadores, siete más que los que pide la constitución.