Para ver más noticias escalofriantes ingrese AQUÍ
Un frío intenso acompañado de una pertinaz lluvia fue el presagio de una tragedia que estaba por suceder en el barrio Candelaria La Nueva de la localidad de Ciudad Bolívar de Bogotá, en la noche del pasado lunes.
Este populoso sector capitalino se convirtió pasadas la 9:00 pm en un escenario de dolor, sangre y muerte donde Anderson Geovany Martínez de 21 años, dedicado a las labores de la peluquería, fue asesinado vilmente a pocos metros de su negocio donde había trabajado hacía varios meses.
El joven de inmediato fue llevado de urgencia al Hospital de Meissen donde no resistió las maniobras de reanimación por parte del cuerpo médico y murió. Una de las versiones apunta a que Anderson, quien era un joven muy entregado a su trabajo como barbero, horas antes salió de su casa ubicada cerca al sector rumbo a la Carrera 49C con Calle 68 A bis sur a iniciar su jornada de trabajo.
Todo parece indicar que en el camino se encontró con la novia quien lo acompañó a las labores. Martínez abrió la puerta blanca de hierro, y enseguida el interior se iluminó con los rayos del sol. El joven ingresó junto a su pareja, y rápidamente comenzaron a ordenar y a asear la peluquería con el fin de esperar a la clientela.
Pasaron las horas y lentamente fueron llegando los parroquianos a embellecerse. La tranquilidad reinaba en el lugar, pero la muerte estaba rondando por el lugar. Llegada la noche el trabajo se intensificó, y el cansancio comenzó a tocar la humanidad de los que laboraban en la barbería, en especial a la de Martínez.
Cuando se acercaba las 8:30 pm la víctima tomó la decisión de retirarse a descansar, y empezó a dejar todos sus elementos en su puesto. Una vez lo hizo, cruzó unas palabras con su pareja y lentamente fueron saliendo del recinto.
Mientras que Anderson ejecutaba el cierre en compañía de su novia, a pocos metros dos sujetos que desde muy tempranas horas estaban pendientes de las actividades que realizaba, se alertaron una vez se percataron que estaba cerrando el negocio. Entonces uno de los criminales se colocó un pasamontañas más negro que la noche y avanzó rápido hasta donde estaba el barbero.
El asesino llegó, y sin pronunciar palabra alguna levantó el arma, apretó el gatillo y le propinó los disparos. El cuerpo del hombre de los cortes de cabellos y del gel cayó pesadamente al piso y un delgado hilillo comenzó a salir de su nariz. El joven en ese instante respiraba. La confusión se tomó el lugar y Anderson Geovany fue llevado de urgencia al Hospital de Meissen donde murió. Un enigma envuelve el crimen de este noble trabajador.
Gato Gómez
Redacción EXTRA Bogotá